Nuestros productos llevan siempre un pedacito de Suiza. «Swiss made» no solo es sinónimo de precisión y esmero. Que estén hechos en Suiza también significa que nuestros empleados reciben un sueldo digno. Es la prueba de que cumplimos con una de las legislaciones medioambientales más estrictas del mundo, en el único país de la Tierra cuya Constitución garantiza la dignidad de las plantas. Significa que no tenemos que fletar contenedores en buques que surcan los océanos de medio mundo solo para recibir componentes del Extremo Oriente para nuestros productos. Preferimos producirlos nosotros mismos. «Swiss made» es parte de nuestra identidad y es un símbolo de sostenibilidad y responsabilidad social. Y creemos que eso se nota en nuestros bolígrafos.
Uno de los motivos por los que Suiza es elegida regularmente como el país más innovador del mundo es su escasez de recursos naturales. No tenemos elección: debemos ser creativos y precisos. Como hemos aprendido desde el principio que los recursos son escasos, los protegemos. Además, en una época en la que parece que todo sea idéntico, nos aferramos a nuestra autonomía.
Esto también se aplica a Prodir. Por esta razón, mantenemos nuestra integración vertical y preferimos hacer las cosas nosotros mismos, de principio a fin, desde el moldeo por inyección, pasando por la impresión hasta la confección. Es la única manera de estar seguros de que el resultado final es exactamente el que nos hemos propuesto al principio: un original suizo. Con cada innovación y con cada pedido. Tal y como se espera de nosotros.
Nos encanta producir cosas que gustan a la gente.
Su valor añadido es que las utilice para comunicarse con los demás.